Hubert Selby Jr.
Año 1964
ISBN: 978-84-339-6789-3
256 p.
Compactos Anagrama
Selby habla de drogas y alcohol, y a veces se parece en eso a Kerouac, también cuando se escucha de fondo a Charlie Parker. Habla de homosexuales y recuerda entonces a Burroughs, así como cuando hace pequeños experimentos formales como escribir párrafos enteros en mayúsculas. Pero su estilo también recuerda a Dos Passos en la amalgama de personajes. Dicen en la sobrecubierta que a Céline... a mi no me lo parece, es demasiado simplista hablar siempre del genio de Céline cada vez que se lee una novela donde hay mala hostia e incorrección política. Se necesita más.
La novela tiene varias historias, y varios protagonistas, creo que seis en total, pero se podría dividir en dos partes: la noche y el día. Como si el autor quisiera darnos a entender que el día es cruel como su reverso, la noche, que nada cambia más que los personajes, que donde estaban los soldados y los macarras ahora hay amas de casas, parados y jubiladas, y que cuando se van a dormir son tan insignificantes y tan despreciables/despreciados como la gente que (mal)vive de noche.
Selby tiene muchas influencias, pero su novela tiene un ingrediente en estado puro: la crueldad. La violencia se repite en toda la obra, pero la crueldad solo surge cuando el lector sufre una conmoción. La crueldad solo es apreciada por un lector que lee algo en clave moral, y esta lectura se produce sólo con un mínimo de empatía hacia los personajes.
Última salida para Brooklyn es un libro duro y sin concesiones de ningún tipo, menos aún para la moralina. Es un libro triste y en ocasiones doloroso, lo cual es un gran mérito literario. No pretende (ni obtiene) la morbosidad, ni la violencia gratuita (aún rozándolas), no es un libro escandaloso ni escabroso, sino profundamente humano y desolador, con imágenes desgarradoras.
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