miércoles, 9 de enero de 2008

Los excluidos, de Elfriede Jelinek


Los excluidos. Elfriede Jelinek
Traducción Carmen Vázquez de Castro.
Ed. Mondadori. 1980. 207 p.


En Los excluidos, Jelinek utiliza un estilo aparentemente más tradicional que en Las amantes. Los personajes, al igual que en aquella, son algo arquetípicos y se van perfilando con maestría a lo largo de la novela. Al igual que en Las amantes, también en esta ocasión se trata de cuatro protagonistas, dos chicas y dos chicos, con sus respectivas familias, si bien en esta ocasión no se da carácter protagónico a las dos mujeres sino a los dos hermanos y por extensión, a su familia.


Se plantean dicotomías, aunque no de manera maniquea, entre las clases sociales como en Las amantes se planteaban entre hombres/mujeres y campo/ciudad. Así, en esta ocasión a la pequeña burguesía decadente y reprimida encarnada por un autoritario pater familias ex nazi, depravado y paródico, junto a su patética mujer y sus caprichosos y pretenciosamente desclasados hijos, se contrapone una clase obrera ignorante, encarnada en el hijo de una víctima de Mauthausen y en su madre, representación viva de la ideología periclitada de cierta izquierda polvorienta, hijo que así mismo muestra la ruptura (por desencanto) con su clase y el desarraigo con su familia y su pasado. También se retrata de manera tangencial en el personaje de Sophia, la burguesía acomodada, clase a la que ni unos ni otros (de los anteriores citados) podrían acceder y por ello envidian en todo, causando que se muestre así toda la crueldad, el juego con los sentimientos y el desprecio consciente e inconsciente admitidos y aceptados por el sistema. Un sistema que también y tan bien ha aceptado su pasado nazi con disimulo e indiferencia.


Políticamente, Jelinek no hace una crítica sesgada y parcial de una clase a la que detesta, plagada de ex nazis y cómplices, sino que también se muestra dura con los socialistas, en concreto no elude las críticas dirigidas de manera directa al Partido socialista austríaco a quien acusa de traición a la clase obrera.


El estilo es sencillo aunque está muy bien estructurada. Se muestra más singular a la hora de construir diálogos, ya que recurre a distintos mecanismos para decirnos quién habla, bien con un nombre entre paréntesis, bien usando los dos puntos (:) detrás del nombre, bien dando voz al personaje durante la narración, o bien asumiendo el narrador, y ésta, creo, es la forma más interesante, la voz del personaje incluso a mitad de frase.


Uno de los temas favoritos de Jelinek es el amor. En este caso se produce un esquema que se resume en: R ama a S; S ama a H; H ama a S; A ama a H; S se marcha y R, A y H se quedan sin amor. Una vez más, el amor existe pero no produce más que dolor.


El final trágico, narrado con acierto de una manera fría, distanciada y aséptica, nos enlaza de nuevo con Las amantes, por cuanto plantea otro de los principales temas de la narrativa de Jelinek: el destino impuesto a los hijos por sus padres de generación en generación. En el caso de la novela anterior, el destino de las mujeres en tanto que genero considerado inferior al hombre, y en este caso el destino violento de los hijos, producto de la violencia de una generación que supuso una degradación moral de carácter universal y que no puede evitar (ni quiere) mancillar el destino de sus descendientes. No importa que a Rainer le guste la poesía y Camus, o que Anna disfrute de la música y de Bataille, o que sean ácratas en lugar de fascistas como sus padres, su destino será trágico o no será, como tampoco importa que Hans sea un lerdo para que también se le intente imponer un destino. La sensibilidad de una generación canalizada de manera negativa por culpa de la tragedia que originaron sus padres.

7 comentarios:

Tomás Rodríguez dijo...

Apuntaré mi mi moleskine los títulos que has leñido y que estás leyendo, gracias por las orientaciones.
http://tropicodelamancha.blogspot.com

Suetonio dijo...

Gracias a tí por tomar en serio mis recomendaciones: yo hice lo mismo: me pillé el último lector hoy mismito, a ver si me cunde.

Mariano Orosco Zumarán dijo...

Lázaro:

Esta mañana, buscando las referencias a mi nombre y apellidos ubicables en Google, me he dado con la grata sorpresa de que tienes en tu lista de vínculos el de mi blog.

Esto, por supuesto, me ha dado mucho, muchísimo gusto, sobre todo porque es un gesto que viene de alguien que ni siquiera me conoce personalmente, o con quien no he tenido ningún tipo de contacto (si es que la memoria no me falla, claro).

Como no podía ser de otra manera, agradezco tu deferencia para conmigo. Quiero creer que algo interesante o relevante has encontrado en mi página, tanto como para indirectamente recomendarla en la tuya.

A propósito, tienes un blog más que recomendable. Acabo de darle una ligera revisión y, para empezar, ya me han interesado tres posts: "En el salón no se juega", "Sobre blogs de lecturas" y el referido a "La ceremonia del Porno".

Bueno, para no quitarte más tiempo, voy a lo que más me interesa saber en este momento: ¿cómo llegaste a saber de la existencia de mi blog? Como decimos por aquí, "me pica la curiosidad" con respecto a eso.

Te dejo con la promesa de que colocaré el vínculo de tu página en la mía lo antes posible e invitándote a revisar mis últimos textos (si es que no lo has hecho ya). Espero que sean de tu agrado.

Una vez más, muchas gracias.

Mariano Orosco Zumarán

P.D.: Ojalá sepas disculpar el hecho de que haya colocado esto aquí, pero no me quedaba otra alternativa, ya que no consignas ningún correo electrónico.

Shangri-la dijo...

Hola. Nos interesa entrar en contacto contigo para ofrecerte colaborar en nuestra publicación. Como no tienes visible una dirección de correo, nos hemos permitido enviarte este mensaje por aquí.
Shangri-La

shangrilaediciones@hotmail.com

Suetonio dijo...

A Mariano Orosco:
Gracias por tu comentario.
Sinceramente, no recuerdo el camino que recorrí hasta llegar a tu blog, quizá alguno de los blogs peruanos que tengo enlazados me llevaron a el, pero no sabría ya decirte, por más que intenté recordar...

Lo que sí recuerdo es que lo agregé a mi lista al ver una serie de entradas referentes a Bob Dylan, que es el personaje al que más he idolatrado e idolatro de toda mi vida.

Saludos y gracias.

Tomás Rodríguez dijo...

Querido Lázaro, de todas las obras de Jelinek que has leído, ¿cuál recomendarís para llevársela al fin del mundo? Un saludo, ¡con lengua española, catalana,etc!

Suetonio dijo...

Pués de momento solo he leído cuatro, me gustaron bastante Las amantes y La pianista, algo más olvidable es Los excluidos y me pareció directamente soporífera y mala de cojones Babel/Bambilandia. Me gusta su estilo y los temas que trata y el tratamiento que hace de ellos, sus obsesiones y su sarcasmo... pero en realidad de lo que he leído no creo que ninguna de esas obras sea una obra maestra. Es decir, que al igual que hay muchos escritores que escribieron una obra maestra y después se echaron a dormir y a autoplagiarse y nunca llegaron tan alto... hay otros que escribieron muchos libros buenos, de gran literatura, pero ninguna obra cumbre y quizá lo triste de estos sea que dentro de pocas décadas sean completamente olvidadas por muchos Nobel que les respalden.

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