Cómo lee un buen escritor: técnicas de lectura de los grandes maestros.
Francine Prose.
Ed. Crítica. 2006 (traducción, 2007). 320 pp.
Es éste un libro con un sumamente atractivo y atrayente título que tras leer unas páginas, se da uno cuenta de que, o bien se hizo demasiadas espectativas y está sólo dirigido al público anglosajón, y más en concreto al norteamericano, o bien el título sólo responde al marketing editorial y sus pretensiones por parte de la autora eran menores, o bien simplemente era, en efecto, un proyecto a la altura de su título (y subtítulo) y simplemente la autora no alcanza la altura necesaria y todo ello se queda en agua de borrajas.
Y es que el libro estaría bien con otro título, algo más académico, como corresponde a este tipo de lecturas, y menos engañoso. O quizá un título a la manera de los libros de autoayuda. A mí, desde luego, me decepcionó mucho.
Propongo a continuación, algunas de mis pegas:
1) Pone siempre ejemplos positivos y nunca negativos. Creo que en el proceso de creación literaria y en concreto en la lectura como aprendizaje para la escritura (escritura creativa siempre me sonó pretencioso y como de taller -aunque yo no he ido en mi
vida a uno de esos talleres-, así que no usaré este término), es tan útil saber lo que no hay que hacer como lo que hay que hacer. De hecho creo que sobre lo que hay que hacer se han encargado durante años los grandes genios de desmentirlo, los grandes genios (parte de ellos al menos) han destrozado y mandado a tomar vientos las reglas, y en eso (y en algo más, claro) consiste su genialidad. Por eso creo tan importante, más que decir lo que hay que hacer y poner ejemplos en autores grandes, lo que no hay que hacer y por qué y poner ejemplos de escritores grandes o no tan grandes (o directamente malos: simplemente porque todo el que se pone a escribir es malo hasta que deja de serlo).
2) La autora se ciñe a planteamientos muy tradicionales y no habla nunca de nueva novela o posnovela, o novela posmoderna, ni tan siquiera de metaliteratura, metanovela o metanarrativa. Creo, aunque tal vez en esto me equivoque, que la narrativa nortamericana, con ser de las más originales y ricas del mundo, es también de las menos arriesgadas y más tradicionales, y ésto sirve igual para los que narran con la perfección de un Roth, un McCarthy, un Pynchon o un DeLillo.
3) Los ejemplos que pone corroboran que la autora se ciñe a la literatura clásica mundial (más bien occidental) y la contemporánea local (anglosajona), siéndome ésta completamente desconocida en su mayoría. Para hacernos una pequeña idea y que cada quien saque sus conclusiones: cuando hablo de referencias a clásicos universales me refiero a Austen, von Kleist, Rulfo o Chéjov y referencias muy breves a Hemingway, Nabokov, Flaubert, Dickens, Kafka, Salinger, Roth, Chandler o Turgienev. Es decir, uno de cada: uno que escribe en francés, otro en alemán, otro en ruso y otro en español y el resto norteamericanos: uno del XIX, otros tres del XX y otro actual. Y otro que escribió en varias lenguas, como Nabokov, para que haya de todo.
Por contra, llenan las páginas párrafos de Harold Brodkey, Christian Stead, Joy Williams, Scott Spencer, David Gates, Edward St. Aubyn, Bruce Wagner, Henry Green, George Eliot, Jane Blowles, Deborah Eisenberg, Diane Johnson, William Trevor, ZZ Packer o Junot Díaz. Y hombre, no digo yo que sean malos autores, sobre todo porque no los he leído, pero por las edades que más o menos tienen, si de contemporáneos norteamericanos se trata y de ejemplos de cómo se debe escribir (porque de cómo se debe leer o cómo lee un escritor ya pronto nos tenemos que olvidar una vez avanzamos un poco) algunas referencias a Faulkner, Capote, Pynchon, DeLillo, Bukowski, Fante, Mailer, K. Dick, Sturgeon, Kerouac, Burroughs, McCarthy, AC Homes, Palahniuk, Ellis, Vonnegut, Updike, Auster, Brautigan o Wolfe (ni siquiera a mí me gustan todos los que cito, pero al menos son referentes) podrían haber aparecido, porque lo que en mi caso puedo llegar a intuir es que los autores citados son escritores de best sellers, sobre todo por la edad de los mismos, ya que si se tratara de escritores muy jóvenes uno podría pensar que aún no han sido traducidos o lo han sido pero sin tener aún demasiada promoción fuera de su país. Pero, como digo, al tratarse en muchos casos de escritores ya fallecidos o de una cierta edad, me inclino a pensar que sus méritos son el haber escrito best sellers que dieron origen a películas famosas, y que esos son los referentes culturales y literarios del público nortemericano hacia el que se dirige el ensayo.
4) No cumple el propósito del título. No incido más en ello, simplemente uno, al terminar el libro, no sabe cómo lee un buen escritor. Es más, lo poco que se dice no me convence: no creo que se deba hacer eso que llama la autora "una escritura atenta", pensando en cómo se construyen las frases, cómo se usan los adjetivos, etc. Es más, al terminar el libro creo que quien pretenda ser escritor debería leer como el que no quiera serlo, y que el leer mucho y el escribir mucho le llevarán a escribir mejor. Eso es como tocar el piano de oído o que te enseñen en una escuela: ésto último no hace que compongas mejor (ni peor), pero quizá sí el escuchar mucha música y tocar muchas horas, aunque nadie te haya dicho cómo.
5) Hay muchas obviedades. Y no es que uno vaya de listillo, pero al leer algunos ejemplos de lo que no hay que hacer se observa, no lo que haría un mal escritor o un novato, sino alguien que ni tan siquiera lee.
6) El título (por contradecirme y volver a incidir), además de no cumplir las espectativas es pretencioso, porque la autora se considera a sí misma buena escritora. Al fin y al cabo, ¿cuál sería la respuesta a Cómo lee un buen escritor?. Pues, obviamente, un buen escritor lee como yo, luego se infiere que soy buena escritora porque yo escribo. Bueno, tal vez ésto se parezca un poco a aquel silogismo de Ionesco sobre Sócrates y los gatos, porque tal vez ella solo lea como una buena escritora y aunque escriba no sea buena escritora, es decir, que lee cmo una buena escritora lo haría pero luego escribe y se la olvida la lección que ella misma escribió... No creo, pensándolo bien, que sea tan parecido al silogismo de Ionesco, pero bueno, dejémoslo ahí. En todo caso seamos justos: el título en inglés no dice nada de buen escritor, sino de escritor, y tiene un subtítulo mucho más acorde al contenido: a guide for people who loves books and for those who want to write them. Aquí no se habla por tanto ni de buenos escritores ni de sus tecnicas de lectura.
7) Las descripciones de novelas son pesadísimas y aburridísimas. Páginas y más páginas detallándonos el argumento de un libro de Austen para... ¿para qué? Aún no lo sé.
En resumen, un libro muy decepcionante, con un título engañoso y que no recomiendo en absoluto. Tan solo, y por decir algo positivo, me hizo llevar la cuenta de una serie de escritores a los que no había oído mencionar en mi vida y de los que quizá un día, si me aburro mucho, busque información.
Francine Prose.
Ed. Crítica. 2006 (traducción, 2007). 320 pp.
Es éste un libro con un sumamente atractivo y atrayente título que tras leer unas páginas, se da uno cuenta de que, o bien se hizo demasiadas espectativas y está sólo dirigido al público anglosajón, y más en concreto al norteamericano, o bien el título sólo responde al marketing editorial y sus pretensiones por parte de la autora eran menores, o bien simplemente era, en efecto, un proyecto a la altura de su título (y subtítulo) y simplemente la autora no alcanza la altura necesaria y todo ello se queda en agua de borrajas.
Y es que el libro estaría bien con otro título, algo más académico, como corresponde a este tipo de lecturas, y menos engañoso. O quizá un título a la manera de los libros de autoayuda. A mí, desde luego, me decepcionó mucho.
Propongo a continuación, algunas de mis pegas:
1) Pone siempre ejemplos positivos y nunca negativos. Creo que en el proceso de creación literaria y en concreto en la lectura como aprendizaje para la escritura (escritura creativa siempre me sonó pretencioso y como de taller -aunque yo no he ido en mi

2) La autora se ciñe a planteamientos muy tradicionales y no habla nunca de nueva novela o posnovela, o novela posmoderna, ni tan siquiera de metaliteratura, metanovela o metanarrativa. Creo, aunque tal vez en esto me equivoque, que la narrativa nortamericana, con ser de las más originales y ricas del mundo, es también de las menos arriesgadas y más tradicionales, y ésto sirve igual para los que narran con la perfección de un Roth, un McCarthy, un Pynchon o un DeLillo.
3) Los ejemplos que pone corroboran que la autora se ciñe a la literatura clásica mundial (más bien occidental) y la contemporánea local (anglosajona), siéndome ésta completamente desconocida en su mayoría. Para hacernos una pequeña idea y que cada quien saque sus conclusiones: cuando hablo de referencias a clásicos universales me refiero a Austen, von Kleist, Rulfo o Chéjov y referencias muy breves a Hemingway, Nabokov, Flaubert, Dickens, Kafka, Salinger, Roth, Chandler o Turgienev. Es decir, uno de cada: uno que escribe en francés, otro en alemán, otro en ruso y otro en español y el resto norteamericanos: uno del XIX, otros tres del XX y otro actual. Y otro que escribió en varias lenguas, como Nabokov, para que haya de todo.
Por contra, llenan las páginas párrafos de Harold Brodkey, Christian Stead, Joy Williams, Scott Spencer, David Gates, Edward St. Aubyn, Bruce Wagner, Henry Green, George Eliot, Jane Blowles, Deborah Eisenberg, Diane Johnson, William Trevor, ZZ Packer o Junot Díaz. Y hombre, no digo yo que sean malos autores, sobre todo porque no los he leído, pero por las edades que más o menos tienen, si de contemporáneos norteamericanos se trata y de ejemplos de cómo se debe escribir (porque de cómo se debe leer o cómo lee un escritor ya pronto nos tenemos que olvidar una vez avanzamos un poco) algunas referencias a Faulkner, Capote, Pynchon, DeLillo, Bukowski, Fante, Mailer, K. Dick, Sturgeon, Kerouac, Burroughs, McCarthy, AC Homes, Palahniuk, Ellis, Vonnegut, Updike, Auster, Brautigan o Wolfe (ni siquiera a mí me gustan todos los que cito, pero al menos son referentes) podrían haber aparecido, porque lo que en mi caso puedo llegar a intuir es que los autores citados son escritores de best sellers, sobre todo por la edad de los mismos, ya que si se tratara de escritores muy jóvenes uno podría pensar que aún no han sido traducidos o lo han sido pero sin tener aún demasiada promoción fuera de su país. Pero, como digo, al tratarse en muchos casos de escritores ya fallecidos o de una cierta edad, me inclino a pensar que sus méritos son el haber escrito best sellers que dieron origen a películas famosas, y que esos son los referentes culturales y literarios del público nortemericano hacia el que se dirige el ensayo.
4) No cumple el propósito del título. No incido más en ello, simplemente uno, al terminar el libro, no sabe cómo lee un buen escritor. Es más, lo poco que se dice no me convence: no creo que se deba hacer eso que llama la autora "una escritura atenta", pensando en cómo se construyen las frases, cómo se usan los adjetivos, etc. Es más, al terminar el libro creo que quien pretenda ser escritor debería leer como el que no quiera serlo, y que el leer mucho y el escribir mucho le llevarán a escribir mejor. Eso es como tocar el piano de oído o que te enseñen en una escuela: ésto último no hace que compongas mejor (ni peor), pero quizá sí el escuchar mucha música y tocar muchas horas, aunque nadie te haya dicho cómo.
5) Hay muchas obviedades. Y no es que uno vaya de listillo, pero al leer algunos ejemplos de lo que no hay que hacer se observa, no lo que haría un mal escritor o un novato, sino alguien que ni tan siquiera lee.
6) El título (por contradecirme y volver a incidir), además de no cumplir las espectativas es pretencioso, porque la autora se considera a sí misma buena escritora. Al fin y al cabo, ¿cuál sería la respuesta a Cómo lee un buen escritor?. Pues, obviamente, un buen escritor lee como yo, luego se infiere que soy buena escritora porque yo escribo. Bueno, tal vez ésto se parezca un poco a aquel silogismo de Ionesco sobre Sócrates y los gatos, porque tal vez ella solo lea como una buena escritora y aunque escriba no sea buena escritora, es decir, que lee cmo una buena escritora lo haría pero luego escribe y se la olvida la lección que ella misma escribió... No creo, pensándolo bien, que sea tan parecido al silogismo de Ionesco, pero bueno, dejémoslo ahí. En todo caso seamos justos: el título en inglés no dice nada de buen escritor, sino de escritor, y tiene un subtítulo mucho más acorde al contenido: a guide for people who loves books and for those who want to write them. Aquí no se habla por tanto ni de buenos escritores ni de sus tecnicas de lectura.
7) Las descripciones de novelas son pesadísimas y aburridísimas. Páginas y más páginas detallándonos el argumento de un libro de Austen para... ¿para qué? Aún no lo sé.
En resumen, un libro muy decepcionante, con un título engañoso y que no recomiendo en absoluto. Tan solo, y por decir algo positivo, me hizo llevar la cuenta de una serie de escritores a los que no había oído mencionar en mi vida y de los que quizá un día, si me aburro mucho, busque información.