martes, 25 de enero de 2011

Los hermanos Tanner, de Robert Walser


Los hermanos Tanner.
Robert Walser.


1907. 269 pp.
Ed.: Siruela. Traducción: Juan José del Solar.


La lectura de Los hermanos Tanner, primera novela como tal de Walser, me dejó algunas sensaciones extrañas e interesantes. Sentí que se trata de una obra escrita de manera improvisada, se nota que no hay plan, los personajes se definen por lo que hacen y dicen, pero a veces son algo impredecibles, producen cierta extrañeza pero al mismo tiempo uno los siente cerca porque piensan en lo nimio, es decir, como nosotros, y de ahí su pensamiento se eleva a lo universal. La acción muchas veces se corta de forma abrupta con un acontecimiento, o cambia de escenario de forma un poco arbitraria o por antojo del autor, es como si el personaje, y por tanto, y al mismo tiempo, el propio Walser, ante el aburrimiento y la falta de ideas, decidiera que al personaje le tienen que pasar cosas, o bien reflexione sobre algo, pero siempre, como digo, con esa sensación detrás como lector de que eso está ahí motivado por la falta de plan de la obra. Lo cual, sin embargo, no resulta negativo, sino que por contra le deja a uno la sensación de que esa falta de plan del autor con su obra es la misma, trasunto, de la vida del protagonista, Simon Tanner, un joven sin plan en la vida.

Walser muestra poco interés por el sexo, lo que llega a "justificar" su indolencia hacia la homosexualidad, sería casi lo contrario de su contemporáneo Proust, quien en Sodoma y Gomorra se muestra realmente cruel con los homosexuales, más que por la tendencia sexual en sí, por el hecho de importunar a quienes no comparten su "vicio" y de provocar unos celos enfermizos y plenamente justificados en sus parejas heterosexuales. Walser, por contra cree que el sexo, la atracción sexual es algo tan poco importante que no podría en ningún caso ser obstáculo para una amistad o una relación de amor entre dos personas. De esta manera no solo se muestra displicente con una relación a tres, sino condescendiente con la atracción de un homosexual para con un heterosexual.

Me gustó la gran pericia descriptiva del entorno por parte de Walser y su capacidad para la evocación, con esa presencia casi permanente de la nieve (curioso que en la primera novela de Walser uno de sus personajes muera mientras camina por la nieve, como le pasaría al propio autor), el estilo tan personal en los diálogos, meros monólogos punteados tan solo por quien escucha, las interesantes reflexiones, y lo que tiene de viaje iniciático para el protagonista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no sé, a mi me da la impresión de que más que una falta de plan, se trata de una derrota por adelantado, de una aceptación pasiva de la falta de sustancia y la apatía ante un mundo que siempre requiere una definición clara de lo que se es y de lo que no se es. la candidez de simon es arbitraria y me parece más bien un velo del vacío y en cierto aspecto una burla que le salió mal.

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