viernes, 13 de noviembre de 2020

Cita: Marianela (Benito Pérez Galdós, 1878)

 "Se ha declamado mucho contra el positivismo de las ciudades, plaga que entre las galas y el esplendor de la cultura, corroe los cimientos morales de la sociedad; pero hay una plaga más terrible, y es el positivismo de las aldeas, que petrifica millones de seres, matando en ellos toda ambición noble y encerrándoles en el círculo de una existencia mecánica, brutal y tenebrosa. Hay en nuestras sociedades enemigos muy espantosos, a saber: la especulación, el agio, la metalización del hombre culto, el negocio; pero sobre éstos descuella un monstruo que a la callada destroza más que ninguno: es la codicia del aldeano. Para el aldeano codicioso no hay ley moral, ni religión, ni nociones claras del bien; todo esto se resuelve en su alma con supersticiones y cálculos groseros, formando un todo inexplicable. Bajo el hipócrita candor, se esconde una aritmética parda que supera en agudeza y perspicacia a cuanto idearon los matemáticos más expertos. Un aldeano que toma el gusto a los ochavos y sueña con trocarlos en plata para convertir después la plata en oro, es la bestia más innoble que puede imaginarse; porque tiene todas las malicias y sutilezas del hombre y una sequedad de sentimientos que espanta. Su alma se va condensando, hasta no ser más que un graduador de cantidades. La ignorancia, la rusticidad, la miseria en el vivir completan esta abominable pieza, quitándole todos los medios de disimular su descarnado interior. Contando por los dedos, es capaz de reducir a números todo el orden moral, la conciencia y el alma toda."

Marianela (Benito Pérez Galdós, 1878) 

miércoles, 17 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (XIII)

"En estas circunstancias los mensajeros de la desdicha actuaron con indiscutible eficacia, descargando los rumores en los oídos ávidos de la población. Cuanto más sombrío era el mensaje mayor era el éxito de su impacto. De ahí que, mientras a las informaciones oficiales se les otorgaba escaso valor, las suyas, ricas en conjeturas, eran escuchadas con morboso interés. Esto se puso de relieve cuando el Consejo de Gobierno hizo público, a través de una nota difundida por los periódicos, la creación de unos centros de acogida destinados a subsanar la insuficiencia de los hospitales. De inmediato estos centros dieron pábulo a innumerables sospechas contradictorias. Unos pocos, invocando la piedad, denunciaban el hecho, alegando que habían oído hablar del hacinamiento en que se encontraban los internados y de la escasez de los medios empleados para cuidarles. La minoría piadosa creía que se les había encerrado para someterles a una muerte lenta. Otros, los más, suponían una situación opuesta, manifestando su desagrado por la imprudencia de las autoridades. Para ellos los centros de acogida no garantizaban la seguridad de los ciudadanos. Contaban detalles macabros de lo que sucedía en su interior y exigían protección frente a eventuales agresiones. No obstante, unos y otros tenían algo en común: todos se declaraban ajenos al mal. Ningún familiar, ningún amigo, ningún conocido había sido afectado por éste. El mal se iba extendiendo a través de los demás"

La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

martes, 16 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (XII)

"El que los periódicos, las emisoras de radio o las televisiones, sometidos a la censura, dieran constancia de la paz reinante únicamente ayudaba a alimentar el sentimiento de guerra intangible. Los partes bélicos, elaborados por portavoces anónimos, se propagaban espontáneamente, excitando el miedo pero asimismo la fruición ante lo prohibido. En consecuencia, los frentes de batalla se multiplicaron. Se habló de disturbios en los barrios periféricos, acompañados de represiones sangrientas. También se aludió a un cierre inminente de las escuelas y no faltaron los informadores, siempre etéreos, que pronosticaron quiebras comerciales y despidos masivos. Entre tanto, la imaginación popular, espoleada por las murmuraciones, incrementaba generosamente la cantidad y el peligro de los exánimes. Desconociéndose la cifra aproximada se hacían cálculos tan abultados que pronto se dejó de hablar de individuos, prefiriéndose la imagen de una multitud informe que se desparramaba por los recovecos de la ciudad. Los afectados por el mal pasaron de ser algunos a ser muchos. Sin embargo, la continua repetición de que eran muchos rompió las fronteras de cualquier magnitud: entonces, sencillamente, fueron eso o aquello, una presencia que se evocaba con una mezcla de crueldad y terror. La imaginación, aliada con la censura, conformó un demonio que se agigantaba sin cesar"

La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

viernes, 12 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (XI)

"Ya avanzado el mes de enero el escenario urbano ofrecía un aspecto singular, como si en él se librara una batalla que, sin embargo, no dejaba signos de destrucción. Todo estaba intacto. No había ruinas ni ningún otro indicio devastador. No se veían fuerzas que combatieran entre sí. Nadie guerreaba y, no obstante, se afianzaba la certidumbre de que, efectivamente, una guerra tenía lugar. A ello contribuía, sin duda, la constante presencia de patrullas policíacas y la cada vez más insoportable exhibición de ambulancias. Pero, todavía más que estas señales visibles, la certidumbre de la guerra se sustentaba en lo invisible. Era lo que no se veía lo que la hacía palpable. Era su irrealidad lo que la hacía verdadera."

La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

jueves, 11 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (X)

"Uno tras otro, los decretos fueron promulgados con celeridad. El primero y más importante era, por supuesto, aquel que sancionaba la legitimidad de gobernar por decreto durante un período provisional. Gracias a ello se supo que había comenzado oficialmente la provisionalidad. La ley no permitía vislumbrar cuándo terminaría. Sin embargo, esto no parecía amedrentar al Consejo de Gobierno que, en pleno ímpetu legislador, cuidaba con esmero el redactado de sus disposiciones de modo que acabara siempre con la misma indicación: provisionalmente. Y así, provisionalmente, se introdujeron la censura en todos los medios de comunicación y la policía en todos los rincones de la ciudad."

La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

miércoles, 10 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (IX)

"El Consejo de Gobierno, aunque pretendió prolongar la prudencia, acabó legislando con rotundidad. La inicial serenidad de la población durante el mes de diciembre le había sorprendido agradablemente. Ahora la sorpresa era de signo contrario. El estado de ánimo que denotaba la ciudad exigía intervenciones severas. Se convocó, de nuevo, al Senado a una sesión urgente, si bien esta vez con la intención de despojarlo de sus atribuciones. No fue disuelto, pues se continuó estimando necesario preservar las formas, pero se anuló su poder. No tenía sentido, se dijo, proceder a largas deliberaciones cuando lo que la situación reclamaba era rapidez. El partido gubernamental y el de la oposición se pusieron de acuerdo para que este último entrara en el Consejo. Mientras se engrasaba la maquinaria de los decretos se informó solemnemente a los representantes del pueblo que las hermosas discusiones debían ser postergadas para tiempos mejores. Los senadores, sin argumentos para defender la rentabilidad de sus voces, aceptaron sin resistencia la utilidad de su silencio."

La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

martes, 9 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (VIII)

"Naturalmente esta actitud repercutió en todos los órdenes de la vida ciudadana. Donde se hizo sentir con más evidencia fue en los lugares de ocio. Bares y restaurantes vieron disminuida drásticamente su clientela. Algunos cines tuvieron que suspender sus proyecciones por falta de espectadores. Se aplazaron conciertos y representaciones teatrales. Las competiciones deportivas languidecieron. La mayoría sólo abandonaba su casa para ir en busca de lo imprescindible. Y lo imprescindible, como pronto se dedujo, era sobre todo el alimento y el salario. Hubo acumulación de provisiones y, con ello, el temor a un futuro desabastecimiento. Se mantuvo la disciplina laboral pero nadie se atrevía a pronosticar hasta cuándo podría mantenerse."

La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) 

lunes, 8 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (VII)

"Pero el temor al mal aprisionó a la ciudad en una red de odios, sospechas y acusaciones. Poco importaba que los exánimes fueran inofensivos en su terrible apatía. Portadores de un estigma fatal e incomprensible se les otorgó la imagen de agresores agazapados. Eran individuos que podían irrumpir a cualquier hora y en cualquier sitio para envolver con su desgracia. De enfermos a adversarios, los exánimes fueron tomando la forma de una quinta columna que actuaba impunemente en el seno de la comunidad. En las casas el vecino contemplaba con recelo al vecino y en las calles, el transeúnte al transeúnte. Cada ciudadano se impuso el deber de ser guardián de los demás."
La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

domingo, 7 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (VI)

"Él sí tenía un juicio establecido sobre lo que sucedía. Era la decadencia irreparable.
—Esto es sólo el inicio. A mí no me extraña. Yo ya lo venía pronosticando desde hacía tiempo. La ciudad está llena de idiotas, y esto se contagia. ¿Cuántos idiotas hay en esta casa? Yo he visto muchísimos. Casi todos. ¿Sabéis lo que pienso?: que vuestros malditos exánimes son la gente sana que intenta refugiarse frente a la idiotez. A mí me caen bien. Mucho más que otros."
La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

sábado, 6 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (V)

"Tras el largo rodeo Blasi había alcanzado su objetivo. Bebió un largo trago de whisky, esperando las respuestas. Víctor se mantuvo en silencio mientras el senador y el sociólogo se disputaban el uso de la palabra recurriendo a sus autoridades respectivas. Se impuso Penalba:
—No seas exagerado. Ya sabes que te respeto a ti y a tu periódico. Pero el tratamiento que habéis dado a la cuestión de los exánimes ha sido desde el principio exagerado. Y debo decirte que en esto la sociedad es más prudente que vosotros. No ha magnificado el problema.
—Porque desconoce lo magnífico que es el problema —le interrumpió Blasi con mordacidad.
—No es eso, no es eso —se defendió el senador—. Todos somos responsables de haber llevado mal este asunto. No estábamos preparados para algo así. Pero se están encontrando soluciones. Según mis noticias el número de afectados está remitiendo.
—Creo que estás mal informado, senador —le dijo Blasi.
Penalba le sonrió, dándole unas palmadas amistosas en el hombro:
—No olvides que hay secretos incluso para los directores de periódicos mejor informados.
Ramón Mora, que había estado ansioso por hacerse oír, aprovechó para vengarse del senador:
—Pues no debería de haberlos. Si los políticos ocultáis los datos esto será pronto una dictadura.
Penalba no parecía dispuesto a perder el buen humor y contraatacó:
—Los sociólogos tenéis demasiados datos y con ellos hacéis demasiadas teorías.
Blasi se sumó al ataque:
—Por cierto, ¿cuál es la tuya? —dijo, interpelando a Mora.
Éste carraspeó, tratando de ganar unos segundos. Luego afirmó no tener todavía ninguna teoría firme, aunque, con algunos colegas, había empezado a estudiar las posibles raíces de lo que ocurría. Pensaban que era un tema delicado porque no podían trazarse fronteras rígidas entre la sociología y la psicología. Habló de circunstancias especiales en las que una comunidad inopinadamente queda sometida a traumas colectivos. Había sucedido en todas las épocas, muchas veces con causas difusas. Aludió a estadísticas recientes en las que los niveles de bienestar eran muy altos. Quizá todo era la consecuencia del miedo a perder tal bienestar. En cualquier caso era pronto para establecer juicios definitivos. Concluyó disculpándose al asegurar que, según sus informaciones, tampoco la comisión de expertos las tenía.
—Porque son unos asnos —añadió una voz."

La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) 

jueves, 4 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (IV)

"Casi imperceptiblemente el ritmo interno de la ciudad se hizo más pausado y los ciudadanos se adiestraron en el gesto precavido. Se tanteaban entre sí, prefiriendo conocer la opinión del otro antes de aventurarse a exponer la propia. Reconociéndose bajo acecho nadie podía ser ya completamente inocente. La semilla de la desconfianza se alimentaba con el rico abono de la sospecha. Con todo, no se desbordaron los sentimientos. El miedo permaneció oculto tras la suposición de sensatez y la sensatez se adornó con alambicados afeites. Y así podría afirmarse, sin exageración, que durante este período la ciudad se defendió del intruso recurriendo febrilmente al camuflaje. Algunos insinuaban que las aceras aparecían más vacías, las miradas más inquietantes, las sonrisas más esporádicas. Pero los mismos que lo sostenían se apresuraban a negarlo, alegando que para ellos todo continuaba como había sido siempre y proclamando con firmeza que nada cambiaría en adelante. Aunque las informaciones eran crecientemente desalentadoras el éxito inicial de la simulación hizo que sobre el decorado sombrío se vislumbraran sorprendentes pinceladas de euforia. A lo largo del mes de diciembre la ciudad quedó escindida entre aquella parte de ella que palpaba la realidad del monstruo y aquella otra que se convencía de su inverosimilitud."
La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) 

miércoles, 3 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (III)

"Esta resistencia se quebró lentamente, más por el insistente zumbido de las murmuraciones que por la fuerza de las advertencias. El rumor de fondo, crecientemente ensordecedor, demostró mayor eficacia que las voces de alerta. Las conversaciones se arremolinaron alrededor de una única conversación, y en ella, en voz baja, unos y otros se preguntaban sobre el poder de aquel espectro que furtivamente se había instalado en su hogar. Pero tampoco entonces hubo pánico. Cuando cesó la incredulidad se impuso la simulación."
La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) 
 

martes, 2 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993) (II)

"Sin embargo, durante estas primeras semanas de la crisis, en contra de las previsiones más pesimistas, no hubo síntomas de pánico. La reacción más perceptible fue de asombro e incredulidad. Lo que se informaba como cierto parecía tan fuera de toda lógica que resultaba inaceptable. Tras las primeras informaciones apenas se entendía que un fenómeno aislado y, según se decía, de dimensiones reducidas, constituyera algo fundamental para la vida de la ciudad. Por otro lado, ésta estaba acostumbrada a creer que lo anormal se hallaba recluido en sus propios reductos, de modo que su existencia en nada debía afectar a la normalidad general. La enfermedad debía ser tratada en los escenarios dedicados a este propósito, y de manera similar todas las formas del mal, fuera éste físico, moral o de cualquier otro tipo, tenían, para su tratamiento, sus lugares adecuados. Esto, obviamente, no se extendía a lo inexplicable. Lo inexplicable, por serlo, no tenía lugar que le concerniera. Pero lo inexplicable había sido borrado de la conciencia de una población convencida por las explicaciones que había heredado y que se confirmaban día tras día."
La razón del mal  (Rafael Argullol, 1993)

lunes, 1 de junio de 2020

Cita: La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

"A pesar de todas las precauciones del Consejo de Gobierno no se pudo evitar que la difusión de los hechos hiciera mella en el ritmo de la ciudad. Tras su mesura inicial los medios de comunicación, excitadamente tentados a hurgar en un filón de apariencia inagotable, expresaron una creciente osadía. Hartos, durante años, de transformar las pequeñas noticias en grandes noticias no se plegaron dócilmente a la recomendación de actuar en sentido contrario. Sintiendo que estaba a su alcance un tesoro maligno, se resistían a conformarse con la bisutería que les era ofrecida. De otra parte, el hecho de que fuera maligno acrecentaba su valor y lo acercaba a aquellos otros tesoros, pertenecientes a un pasado que ya parecía definitivamente perdido, que emergían, fulgurantes, cuando se informaba de catástrofes y guerras. Los medios de comunicación no hablaron de guerra, porque no la había, ni de catástrofe, porque era un término vedado, pero escarbaron generosamente en la herida hasta conseguir que toda la ciudad quedara salpicada. Esta labor cotidiana preparó el terreno para consagrar un estado de crisis, fórmula favorita por la que la insistencia en lo anómalo se compensaba, consoladoramente, con el recurso a lo transitorio. Y así la denominada crisis de los exánimes fue reemplazando cualquier otro foco de interés."
La razón del mal (Rafael Argullol, 1993)

miércoles, 1 de enero de 2020

Resumen de lecturas 2019

2019 fue un mal año de lecturas en sentido cuantitativo, si bien tuvo al menos la compensación de la calidad. Una clara tendencia hacia el ensayo en detrimento de la narrativa, y total abandono de poesía y teatro.

Leí solo 26 obras: 16 en papel, todos ellos propios y 10 ebooks.

9 libros de narrativa (2 de ellos de cuentos y el resto novelas),
ningún libro de poemas y de teatro,
y 17 ensayos de diversa índole.

26 obras de 20 autores. Todos ellos hombres. 12 leídos por vez primera.

Por número de obras:
Platón y Thomas Mann, 3.
Vasili Grossman y Antonio Escohotado, 2.
Bazin, Bockemühl, Bueno, Burgess, De las casas, Chesterton, Eco, Houellebecq, Insua, Kafka, Mendez, Galdós, David Stevenson, Vazquez Montalbán, Walser, Norbert Wolf, 1.

Por países (14):
España 8, Alemania 5, Grecia Clásica 3, Inglaterra 3, URSS y Francia 2, Imperio Austro-Húngaro, Italia y Suiza 1,

Del siglo IV a.c.: 3
Del siglo XVI: 1
Del siglo XIX: 3
Del siglo XX: 11
Años 00: 1,
Años 10: 2,
años 20: 1,
años 30: 0,
años 40: 0,
años 50: 1,
años 60: 1,
años 70: 3,
años 80: 0,
años 90: 2.
Del siglo XXI: 8
Años 00: 5,
años 10: 3.

Lecturas abandonadas: 1
Lectura fácil, de Cristina Morales.

Relecturas: Ninguna.

Conclusiones.
Tendencia al ensayo y a las novelas de lectura pendiente/pospuesta o muy largas.

Top 13:
Ensayo:
1. Diálogos Tomos I-III (Gredos), de Platón
2. 1914-1918, Historia de la Primera Guerra Mundial, de David Stevenson
3. Consideraciones de un apolítico, de Thomas Mann
4. 1492. España contra sus fantasmas, de Pedro Insua
5. Los enemigos del comercio I, de Antonio Escohotado
6. El mito de la cultura, de Gustavo Bueno
7. Brevísima relación de la destrucción de las Indias, de Bartolomé de las Casas
8. Herejes, de G. K. Chesterton

Narrativa
1. Vida y destino, de Vasili Grossman
2. El desaparecido, de Franz Kafka
3. El nombre de la rosa, de Umberto Eco
4. La naranja mecánica, de Anthony Burgess
5. Sumisión, de Michel Houellebecq


Top 15 lecturas 2022

  1. Una vida absolutamente maravillosa, de  Enrique Vila-Matas  (2011) 2. Esch o la anarquía, de  Hermann Broch  (1931) 3. Si te dicen que ...