lunes, 21 de febrero de 2011

Poemas, de Robert Walser

Poemas.
Robert Walser.

1909. 54 pp [1-54]
Ed. Icaria. Traducción de Carlos Ortega.

En 1909, a los 31 años, Walser publica esta colección de poemas escritos a los largo de nueve años, desde 1898 hasta 1907, es decir, son poemas de juventud. Walser no se prodiga mucho en la poesía a lo largo de su vida, si bien hay que decir que lo hizo con unos buenos resultados.
En esta pequeña colección de poemas se encuentra todos o muchos de los temas que serán recurrentes en toda su obra: la pereza ("quiero sufrir yo mismo el sufrimiento,/ quiero sufrir yo mismo y no parar/ hasta ver libre al pueblo./ Y nunca más postrarme de cansancio./ algo debe ocurrir./ Pero le entró una duda, como un sopor, y dijo:/ casi mejor lo dejo". Y para qué); la naturaleza, los paisajes nevados; la nostalgia ("Igual de grande y honda es mi nostalgia./ Tanta pesadumbre, tanta amenaza:/ hacia ellos debo ir, ya voy llegando." Los árboles); el amor fraternal hacia los hombres; la soledad ("Soy espacio olvidado,/ para un vagar excelso." Demasiado filosófico); la cobardía por actuar ("¿Ahí sigues, cobardía,/ ¿y tú también, mentira?/ Me llega un negro sí:/ ahí sigue la desgracia,/ y yo sigo en el cuarto,/ como siempre." Como siempre); o la nostalgia del hogar que no tuvo ("Siento nostalgia de casa,/ adonde nunca he llegado,/ y no tengo la esperanza/ de alcanzarla alguna vez." Ved).

Buena parte de este poemario revela un alma atormentada y depresiva mucho más claramente que su prosa, o de una manera más explícita, lo cual, quizás, engrandece su prosa, porque se vislumbra lo que hay detrás de toda esa prosa juguetona y de esa ironía, se muestra mucho más ambigua si cabe.

Se podría decir que ese alma atormentada es el fruto de la soledad, que dicha soledad viene dada en parte por una cobardía real del propio carácter, y que, finalmente, es decir, en el principio de todo, se haya esa pereza que tan bien evoca Walser, temas todos ellos, como digo, recurrentes en sus poemas.

"Contra mi corazón desearía,
estrechar fuerte lo más espantoso,
es la angustia mi anhelo,
es el dolor."
(de Angustia)

Estos versos, por ejemplo, revelan cierto patetismo, como en toda su obra, y hasta algo de masoquismo: se contenta sufriendo y hasta lo anhela, quizás anhela sentir.

"También revela un anhelo de quietud:
Qué contento estaría si pudiera
descansar sosegado en algún sitio,
darme el gusto de usar por toda ropa
una paz interior."
(de Quietud)

De todos los poemas, que me han gustado en general mucho, destacaría los más breves, como éste, magnífico, titulado En el margen:

"Yo me hago mi camino,
que lleva cerca y lejos;
sin voz y sin palabra, en el margen estoy."

O éste otro, Al acostarse:

"De nuevo se cumplió:
la tierra está en su pausa más oscura,
ya no quiero hacer más:
que estalle alegremente la nostalgia
durante el día oculta."

O éste, Desengaño:

"Un desengaño no se olvida nunca,
como es inolvidable la gracia de la dicha.
Recuerdo es la nostalgia,
porque es tan infinita,
que no se olvida nunca."

O éste otro, extraordinariamente revelador, Miedos:

"He esperado saludos mucho tiempo,
frases suaves, al menos un sonido.

El miedo no es de voces o tañidos:
penetrar, sólo la niebla penetran.

Un secreto canto en acecho oscuro:
alíviame, pena, el arduo viaje."

Para concluir el poemario con este doloroso El engaño:

"Con las manos cansadas,
con las piernas cansadas,
a tientas por el mundo,
me río de que giren
las paredes, mas miento,
porque estoy llorando."

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